Su mente tiene la misma constitución básica que su cuerpo. La mente es considerada como un cuerpo sutil o un registro energético del cuerpo físico. Los mismos elementos que
moldean el cuerpo durante la concepción forman el cuerpo sutil o la mente. La idea védica de la mente difiere un poco de la idea occidental. La mente se entiende como la conciencia colectiva de todas las células del cuerpo. No reside en la cabeza pero se experimenta a través del cerebro. La mente consciente
representa solo un aspecto de nuestra conciencia. La filosofía védica considera que nuestro subconsciente y nuestros procesos más profundos residen en el corazón. Mientras la mente puede
procesar la verdad, solo el corazón tiene la capacidad de conocer directamente la verdad. Es a través del corazón que experimentamos nuestra conexión divina. Esto explica que una experiencia divina no puede expresarse a través de palabras.
Su constitución se revela a través de la estructura y del funcionamiento del cuerpo, pero también por su personalidad. Así como las constituciones corporales y funcionales son diferentes, también lo es la personalidad de cada persona. No hay dos personas que hayan sido creadas iguales. Incluso dentro de
cada tipo dóshico, hay una gama casi infinita de posibilidades. Lo que llamamos la personalidad depende del equilibrio de los tres doshas y del desarrollo espiritual de una persona. En otras palabras, la personalidad no está determinada por los componentes elementales de la naturaleza. Estos bloques
proporcionan una estructura sólida para la personalidad, pero la energía que se mueve a través de esa estructura es el determinante final. Cuando una persona crece y evoluciona espiritualmente, la energía que se mueve a través de la estructura se vuelve más pura y más clara. Conforme la persona crece y evoluciona, la personalidad se vuelve más plena y hay mayor seguridad de sí mismo. El término védico para esto es svastha. Este término se utiliza para describir el perfecto estado de salud, implica que para poder alcanzar la salud perfecta, una persona debe haber establecido plenamente su verdadera naturaleza como espíritu. Conforme esto ocurra, el ego se va controlando y se dan cambios en el comportamiento.
La mente se ve muy afectada por la forma en que utilizamos los sentidos. La exposición constante a los estímulos sensoriales no es saludable y es dañina para la mente. La exposición de los sentidos a impresiones armoniosas trae calma y paz. Es la mente tranquila y pacífica la que puede discernir su verdadera naturaleza como espíritu, que no se deja controlar por el ego y lleva naturalmente una conducta adecuada. El viaje hacia una mente serena y apacible coincide con el viaje hacia una salud perfecta. En otras palabras, el camino hacia la iluminación y la salud perfecta es el mismo. Así, vemos que Ayurveda
y Yoga son realmente una misma ciencia, son inseparables como las dos caras de una misma moneda.
Ayurveda proporciona los conocimientos y las herramientas para saber cómo vivir en un modo creador de salud óptima. La práctica del Yoga proporciona el autocontrol necesario para vivir nuestra vida con maestría.
Dr Marc Halpern
moldean el cuerpo durante la concepción forman el cuerpo sutil o la mente. La idea védica de la mente difiere un poco de la idea occidental. La mente se entiende como la conciencia colectiva de todas las células del cuerpo. No reside en la cabeza pero se experimenta a través del cerebro. La mente consciente
representa solo un aspecto de nuestra conciencia. La filosofía védica considera que nuestro subconsciente y nuestros procesos más profundos residen en el corazón. Mientras la mente puede
procesar la verdad, solo el corazón tiene la capacidad de conocer directamente la verdad. Es a través del corazón que experimentamos nuestra conexión divina. Esto explica que una experiencia divina no puede expresarse a través de palabras.
Su constitución se revela a través de la estructura y del funcionamiento del cuerpo, pero también por su personalidad. Así como las constituciones corporales y funcionales son diferentes, también lo es la personalidad de cada persona. No hay dos personas que hayan sido creadas iguales. Incluso dentro de
cada tipo dóshico, hay una gama casi infinita de posibilidades. Lo que llamamos la personalidad depende del equilibrio de los tres doshas y del desarrollo espiritual de una persona. En otras palabras, la personalidad no está determinada por los componentes elementales de la naturaleza. Estos bloques
proporcionan una estructura sólida para la personalidad, pero la energía que se mueve a través de esa estructura es el determinante final. Cuando una persona crece y evoluciona espiritualmente, la energía que se mueve a través de la estructura se vuelve más pura y más clara. Conforme la persona crece y evoluciona, la personalidad se vuelve más plena y hay mayor seguridad de sí mismo. El término védico para esto es svastha. Este término se utiliza para describir el perfecto estado de salud, implica que para poder alcanzar la salud perfecta, una persona debe haber establecido plenamente su verdadera naturaleza como espíritu. Conforme esto ocurra, el ego se va controlando y se dan cambios en el comportamiento.
La mente se ve muy afectada por la forma en que utilizamos los sentidos. La exposición constante a los estímulos sensoriales no es saludable y es dañina para la mente. La exposición de los sentidos a impresiones armoniosas trae calma y paz. Es la mente tranquila y pacífica la que puede discernir su verdadera naturaleza como espíritu, que no se deja controlar por el ego y lleva naturalmente una conducta adecuada. El viaje hacia una mente serena y apacible coincide con el viaje hacia una salud perfecta. En otras palabras, el camino hacia la iluminación y la salud perfecta es el mismo. Así, vemos que Ayurveda
y Yoga son realmente una misma ciencia, son inseparables como las dos caras de una misma moneda.
Ayurveda proporciona los conocimientos y las herramientas para saber cómo vivir en un modo creador de salud óptima. La práctica del Yoga proporciona el autocontrol necesario para vivir nuestra vida con maestría.
Dr Marc Halpern
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